El pasado miércoles 22 de mayo, participamos del Tercer Torneo Interescolar de Debate de Liceos Bicentenario organizado por el Liceo Bicentenario de Puente Alto. En esta jornada los distintos equipos representaron distintas visiones sobre temas de contingencia nacional, intervenciones que fueron evaluadas por el jurado del certamen según las seis competencias clásicas de un torneo de debate, es decir, argumentación, estructura e intervención, trabajo en equipo, información e investigación, comunicación y lenguaje.

En particular nuestro equipo de debate, guiado por nuestra profesora de filosofía Ariana Aguillón, resultó vencedora en su participación argumentando a favor de la necesidad de abandonar los pactos internacionales para respetar la soberanía nacional.

Para nuestra visión formativa, este tipo de actividades resultan relevantes como motivadores del pensamiento crítico, la discusión con altura de miras y el debate sobre contingencia pública. Además, la práctica del debate permite ejercitar la necesaria elasticidad de pensamiento a través del saber hablar, transmitir ideas y opiniones, saber escuchar, compartir posturas, rebatir e incluso estar preparados para cambiar de opinión.

El debate es un ejercicio comunicativo complejo que desarrolla técnicas específicas a todos sus participantes. Por ejemplo, al docente, ya sea de orientación logotropa (encaminados a la formación y a los valores) o paidotropa (de perfil a la instrucción o al contenido), lo centra en la forma de comunicar los contenidos de manera eficaz. Un esquema sencillo y tradicional de comunicación en el aula, con una pregunta, una respuesta y una evaluación, servirá para que los estudiantes también lo empleen.

Por su parte, en el ejercicio del debate los jóvenes han de aprender a informar (recoger datos, transformarlos y hacerlos llegar a sus compañeros); a interpretar (hacer de uno un texto de otro); a argumentar (construir un razonamiento para convencer a otra persona) y a persuadir. Todo ello se evidencia en logros como los siguientes: si los argumentos presentados son variados; si los jóvenes aportan evidencias para cada argumento; si alcanzan conclusiones sin incurrir en falacias; si sintetizan los aspectos más relevantes al finalizar; si la exposición tiene un inicio reconocible y un final claro.

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