Las redes sociales son un mundo paralelo para las personas, y en particular para nuestros jóvenes, cuya generación se desarrolla a través de publicaciones, las “selfies”, los “hashtag” o los “emoticones” e interactúan con ellos como con su idioma nativo.
La mayoría de los adolescentes está a la última de las novedades en las redes sociales y demuestran una profunda dedicación a su “alter-ego online”, desplazando en algunas oportunidades al real.
De igual manera, los adultos no somos ajenos a todos estos movimientos, y rara es la persona que en Occidente no cuenta con, al menos, un perfil en alguna red social.
Esto genera una «convivencia» entre los perfiles de estas dos generaciones, lo que genera un conflicto, pues a los adolescentes no les hace gracia que sus padres estén al tanto de sus andanzas on-line, creando códigos secretos y lenguajes cerrados a los adultos.
Para tranquilidad de los padres, este fenómeno no significa necesariamente que sus hijos estén en prácticas negativas y se explica por la natural búsqueda de identidad en la adolescencia y sus redes sociales es una de las dimensiones que puede controlar. Su elección en términos de series de TV, música, ropa, jerga y reivindicaciones sociales son las opciones que definirán a un adolescente y que le permitirán determinar y manifestar su personalidad.
Construir la identidad es un gran paso hacia una socialización más general y adaptada. Durante la adolescencia lo deseable es identificarse con un grupo de iguales. El grado de empatía con este grupo repercute en su personalidad y resulta muy idóneo evolutivamente hablando.
Un adolescente, varias redes sociales
Una de las tácticas que utilizan los jóvenes es abrir varios perfiles a la vez. Por lo general, tienen una «pública» y otra «privada», pero que no tiene que estar directamente relacionada con los permisos de privacidad que permite la red social. «Se da una curiosa paradoja, puesto que la cuenta que ellos denominan ‘pública’ suele tener muy cuidados los permisos de privacidad, para que solo puedan ver sus fotos personas conocidas. De esta manera, hacen que sus padres se queden tranquilos viendo las imágenes y vídeos que esperan ver», explica al respecto Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.
Por otro lado, la cuenta que los adolescentes denominan «privada», en realidad es aquella en la que cuentan a sus amigos lo que para ellos es más íntimo y personal. «Curiosamente, este perfil suele estar en abierto, porque gran cantidad de adolescentes siente la necesidad de sumar miles de ‘amigos’ en sus redes para sentir mayor aceptación social», señala Lambert.
Otros adolescentes optan por una única cuenta en la que vetan la entrada a sus padres a sus “stories” de Instagram, por ejemplo. En este caso, sus progenitores solo verán las publicaciones de su muro, pero las imágenes efímeras (porque solo duran 24 horas) no estarán visibles para ellos.
Los emoticones como signo de idetificación
Muchas veces hemos visto una fila larga de iconos en la descripción sin aparente sentido. Es posible que no sea tan aleatorio como creemos, pues estos símbolos son una especie de «código secreto» con el que los jóvenes pueden contar desde quiénes son sus amigos, a qué tribu urbana pertenecen, si tienen pareja o quién es el chico o chica que le gusta.
«Si por ejemplo, el grupo de un jóven usa el emoticono de una tortuga y un oso para identificarse, todos sus amigos también lo pondrán en su ‘bío’. Si además, tiene otro emoticono, por ejemplo un perro, ese es su pseudónimo en la pandilla y si tiene otro más, por ejemplo, un gato, lo más probable es que sea el de su novio(a) o joven que le gusta», explican.
Redes sociales integradas y anónimas.
Otra forma de socializar digitalmente entre adolescentes sin que sus padres se percaten de sus comunicaciones es el uso de redes sociales que se integran con otras redes sociales.
El primer paso se dio con Ask.fm, aunque esta app ha sido superada por la moda de ThisCrush. Se trata de una red social en la que se puede escribir de forma anónima en el perfil de otros usuarios. Aunque ThisCrush fue creada para hacer posibles los amores platónicos (por su significado semántico en inglés) la realidad es que es el ecosistema perfecto para el ”cyberbullying” (como de hecho, ya ha ocurrido), debido a que muchos menores la usan para insultar e incluso acosar a otros sin ser identificados.
“Los padres de la era digital ya no podemos excusarnos diciendo que no nos interesa la tecnología ni internet. Es la realidad en la que viven nuestros hijos y tenemos el deber de conocer ese entorno para poder aconsejarles, guiarles y advertirles de los peligros que se esconden detrás de las redes sociales. Al igual que ningún padre permite a su hijo salir desnudo a la calle, nadie debería permitir que sus hijos usen sus móviles sin ningún tipo de control”, señala Lambert.
En síntesis…
Intentar orientar a nuestros hijos durante la adolescencia hacia aquello que creemos que es lo mejor es natural. Lo que se ha demostrado en este sentido, es que la mejor opción es proporcionar unos valores firmes sobre los que luego él mismo construya su personalidad.
Tratar de modificar algunos de los rasgos o elecciones de tu hijo es un error. En general es mejor respetar sus gustos musicales, apariencia y hobbies. Intentar cambiarlos podría llevarle a una reacción defensiva para proteger su capacidad de decisión.
Es por ello que la mejor forma de ayudar a nuestros adolescentes es respetar sus elecciones por descabelladas que puedan parecer. Evidentemente debemos mantenerlos alejados de tendencias que puedan ponerle en riesgo físico o psicológico o que afecten a otras personas. En este sentido es bueno elaborar una relacion cercana y respetuosa con la vida privada de tu hijo.
Partiendo de este respeto lógico, ofrecerle una sólida educación en valores para que sea él mismo quien tome las decisiones acertadas es la mejor opción. No olvidemos que en la adolescencia nada es definitivo y que es una etapa de transición que ayuda a la construcción de la personalidad.